Archivos en la Categoría: ya que la criatura todavía no controla los movimientos voluntarios

Nos fuimos a Boulevard 9, a Eskua, el gabinete de Fisioterapia y Osteopatía en el que trabajan Cristina Pérez Martínez, Ane Lestón Sáez, Kristobal Gogorza Arroitaonandia y Uxue Laburu Izagirre y acabamos hablando del esternocleidoocipitomastoideo, de plagiocefalia, de los remeros de San Juan, de los parches de colores , de la prevención, de la Medicina Global, de las 500 generaciones que nos separan del primer homínido y de las cinco que sólo han transcurrido desde la Revolución Industrial hasta nuestra era

– Dejadme una línea para volverlo a escribir. Me encanta.
– ¿El qué?
– Lo de esternocleidooccipitomastoideo. ¿Por qué lo hemos citado?
– Al hablar de la plagiocefalia.
– Suena a que alguien le haya copiado, fusilado la cabeza a alguien.
– No, mujer. ‘Plagio’ en griego significa ‘oblicuo’ e indica que bien porque el parto haya sido con herramienta (fórceps) o bien por la postura en la que el bebé duerme, su cráneo, que es realmente de plastilina, se achata, se aplana se deforma un poco. Hasta hace nada la solución era ponerle un casco al niño.
– ¿Integral, jet o quitamultas?
– No te pases… sólo es un molde. Pero hoy ya no es necesario. Se puede solucionar con ejercicios y técnicas de Fisioterapia. El esternocleidooccipitomastoeideo es un músculo de la cara lateral del cuello que hay que fortalecer en esos casos.
– Entendido. Dejadme escribir otra palabra sugerente: Psicosocioneuroendocrinoinmunologia.
– Nosotros decimos PNI.
– Rápido pero poco enredoso.
– Como debe ser.
– Pues no creas que todos los que se dedican a sanarnos asumen esa idea con tanta naturalidad. Y el problema estriba en que como no llegues a la causa real de cualquier dolencia ( que puede ser medioambiental, social, psíquica, nutricional…) corres el riesgo de cronificar al paciente. Le das masajes y más masajes porque padece lumbalgia creyendo que es mecánica y acaso resulta que está provocada por un… estreñimiento.
– ¿Por qué hemos puesto el titular que hemos puesto?
– Tal vez porque hemos hablado del stress que liberaba el hombre del Paleolítico cuando huía de un león.
– ¿?
– Decíamos que en la Prehistoria el Hombre se libraba del stress bien luchando, bien huyendo. Nosotros tenemos que dialogar con él. Nos aprietan por todas partes pero no podemos salir corriendo. Y ese stress no se libera, no hay descarga de adrenalina. Entonces se acumula y se…
– Ya. Seguro que era guay correr delante de un león pero nos moríamos mucho antes que ahora.
– En realidad, a la especie le dejamos de interesar en cuanto perdemos la capacidad reproductora. Por eso caemos en picado. Nuestros ancestros se morían antes, sí. Pero porque no había antibióticos o se desangraban. O se los comía el león. No por otra cosa. Imagínate qué sería vivir como ellos, saliendo a buscar la comida, encontrándola sin grasas saturadas. Comeríamos puritita paleodieta, la del cazador, del corredor. Viviríamos sin sedentarismo. Mucho ejercicio y stress del bueno…. pero con los avances de nuestra era. Probablemente sobrevivíamos más allá de los ochenta y cinco pero en plenitud.

Tras el nacimiento, nuestro bebé comienza su evolución como ser humano, tanto a nivel personal como a nivel social, en relación a todo lo que le rodea. Y lo hace en el aspecto físico y psico-motriz. En el aspecto físico se puede destacar:

Tras el nacimiento, nuestro bebé comienza su evolución como ser humano, tanto a nivel personal como a nivel social, en relación a todo lo que le rodea. Y lo hace en el aspecto físico y psico-motriz. En el aspecto físico se puede destacar:

1.- En el primer año: el tamaño del cráneo se ha duplicado y, mediante el movimiento sacrocraneal, se van formando las suturas que unen los diferentes huesos craneales. Casi todos los huesos más importantes de la bóveda craneal se han fusionado ya, salvo el occipital (que todavía aparece en 4 partes) y la fontanela anterior (fontanela bregmática), que se cierra hacia el 18º mes de vida.

2.- A los 3 años: ya se han formado todas las suturas, aunque todavía no se han encajado en su sitio. La sutura metópica (que divide el hueso frontal en dos partes) está prácticamente osificada.

 

3.- A los 6 años: las suturas y los biseles (zona donde encaja hueso con hueso) están bien formados, así como toda la bóveda craneal, que está formada, cerrada y fusionada (excepto la base del occipital). En esta primera etapa de formación (de 0 a 6 años) es cuando más beneficios se pueden conseguir mediante la

TERAPIA  SACROCRANEAL.

4.- Desde los 7 a los 9 años: las suturas son más claras y nítidas, y la base del occipital se fusiona con los cóndilos.

5.- Hasta los 12 años: en esta etapa, es en la cara donde se nota más el desarrollo. Las apófisis mastoides están perfectamente formadas, aparece la espina nasal… El hueso etmoides (a través del cual pasan las ramificaciones del nervio olfativo y donde está situado el sentido del olfato) comienza a osificarse, cosa que ocurre a los 15-16 años.

Y como iba diciendo en la primera parte de este artículo (Noviembre-2010), ya somos uno más en la familia. El es el centro de nuestro mundo, todo gira alrededor suyo y todas las atenciones nos parecen pocas. Estamos tan pendientes de cada uno de sus gestos, que podría decirse que seguimos su desarrollo psico-motriz paso a paso, desde el primer momento. De esta forma, hemos podido «aprender» con él y hemos «vivido» sus experiencias.

1.- Primer día: el bebé grita, estornuda tiembla, tiene hipo, se despereza, bosteza, se duerme y permanece durante mucho tiempo dormido. Mueve a la vez piernas y brazos, simultáneamente, sin movimientos aislados… Todo ello son actos reflejos, ya que la criatura todavía no controla los movimientos voluntarios.

2.- Primer mes: ya reconoce la cara de su mamá, hace ruiditos vocales, levanta un poco la cabeza cuando está tumbado boca abajo, los ojos siguen luces u objetos que se mueven. Pero si se le pone en posición vertical, todavía no es capaz de dirigir la cabeza perfectamente, sino que tarda y es dificultoso para él.

3.- Segundo mes: sostiene su cabecita derecha durante más tiempo, aunque todavía tarda en girarla. Se apoya sobre los antebrazos y levanta el cuerpo al estar boca abajo, comienza a sonreir, y la cabeza y los ojos se mueven hacia el lado de donde vengan los ruidos.

4.- Tercer mes: grita fuerte cuando tiene hambre, ríe cuando se le hacen cosquillas, gira las piernas hacia el exterior, agarra objetos que estén a su alcance, etcétera.

5.- Cuarto mes: sostiene bien levantada la cabeza, tiene falta de atención, cierra los ojos al acercarle objetos, ríe sonoramente y le salen los incisivos centrales inferiores.

6.- Quinto mes: quiere levantar la cabeza cuando se le acuesta sobre el vientre. Empieza a darse la vuelta él solo.

7.- Sexto mes: se sienta sin apoyo detrás cuando está en una posición inclinada, le gusta el momento del baño (jugar y chapotear), y ya empieza a responder a su nombre cuando se le llama. Levanta la cabeza y el pecho al acostarlo sobre el vientre, y se puede girar él solo y ponerse boca arriba o boca abajo. Distingue a los desconocidos y conoce sus juguetes. Sonríe y vocaliza. Comienza a gatear, y extiende los brazos al aire para que se le coja. Alcanza los objetos próximos.

8.- Séptimo mes: gira la cabeza para rechazar, expresa extrañeza abriendo los ojos y la boca. Salta y brinca activamente. Emite sonidos de varias sílabas, y se sirve perfectamente de sus manitas.

9.- Octavo mes: se arrastra y cambia de posición. Responde al afecto. Mantiene la atención sobre cosas y personas, empieza a ponerse un poco de pie, grita para todo, se estira, arrastra los objetos y los juguetes.

10.- Noveno mes: hace el gesto de «adiós» y se da la vuelta.

11.- Décimo mes: se pone de pie él solo.

12.- Doceavo mes: camina con ayuda, coopera para vestirse, lanza objetos (como una pelota, por ejemplo), gatea por todos los sitios, empieza a crear palabras.

13.- Quinceavo mes: camina solo. Se establece el control del intestino y de la vejiga aunque todavía no sabe pedir para hacer sus necesidades.

14.- Decimoctavo mes: se sostiene a la pata coja, sabe utilizar un pañuelo, bebe en una taza, intenta comer por sí mismo, aparece la memoria, y comienza a decir palabras sueltas.

15.- Dos años: sube y baja y salta de pequeñas alturas (sillas), posee un vocabulario de alrededor de 300 palabras, corretea por todos los lados…

16.- Tres años: aprende a cepillarse los dientes, se limpia o se seca la cara y las manos, se abrocha y se desabrocha la ropa, puede recitar historias simples o algunos versos sencillos, y es capaz de copiar objetos geométricos simples.

17.- Cuatro años: conoce su dirección, puede empezar a contar un poco los números, se mantiene bien sobre un solo pie, copia figuras geométricas más difíciles.

18.- Cinco años: se viste y se desviste sin ayuda, comienza a leer y escribir, habla bien, aparece en su comportamiento la malicia, la picardía y la desconfianza, etcétera.

Como podéis comprender, lo anteriormente expuesto es a rasgos generales. Habrá bebés que se desarrollen antes que otros, y unos terceros cuya evolución sea muy lenta y difícil. Mi consejo sería que, escuchando a los médicos y siempre de la mano de sus diagnósticos, aquellos padres que creáis que vuestros hijos no tienen un desarrollo adecuado, consultéis y conozcáis otras terapias paralelas que pueden ser muy efectivas. Por ello, en este blog veréis unos enlaces a otros blogs que me parecen muy interesantes, entre ellos el de Rosina Uriarte (sin menospreciar a ninguno de los demás, por supuesto). En estos blogs podréis encontrar mucha y variada información sobre terapias que pueden ayudarnos en la educación y desarrollo de nuestros hijos.